Los primeros afeitados de la humanidad
Antes de que el hombre pudiese contar con toda la gama de productos para el afeitado clásico tuvo que diseñar estrategias alternativas para deshacerse del abundante pelo que cubría su cara. El afeitado es uno de los inventos más antiguos de la humanidad.
Los primeros indicios de afeitados en la humanidad se encuentran en las pinturas rupestres, que presentan al hombre unas veces con barba y otras sin ella. Se intuye que podían utilizar conchas para el afeitado.
Egipto es la cuna de la sabiduría. Los egipcios también tenían una estrecha relación con el afeitado. En este caso se dice que los egipcios se afeitaban el pelo de todo el cuerpo cada vez que volvía a salir. El pelo estaba relacionado con la impureza y una cara afeitada era símbolo de elegancia y distinción.
En la época romana comenzaron a aparecer las barberías y los afeitados más o menos personalizados. Algunos romanos gustaban de afeitarse a diario y a otros les parecía una costumbre griega propia de los hombres afeminados.
Más adelante, con la llegada del Cristianismo, los representantes de la iglesia comenzaron a dejarse barba como símbolo de conocimiento y sabiduría, hasta que la Iglesia de Roma les recomendó afeitarse para distinguirse de los sacerdotes de la Iglesia Bizantina.
Los primeros indicios de afeitados en la humanidad se encuentran en las pinturas rupestres, que presentan al hombre unas veces con barba y otras sin ella. Se intuye que podían utilizar conchas para el afeitado.
El afeitado en la Antigüedad
Durante la Edad de Hierro en Europa era costumbre enterrar a los guerreros acompañados de su espada y su navaja de afeitar. La normalización de este material supuso un avance sin precedentes en la historia de la humanidad. La navaja para afeitar fue uno de los cientos de instrumentos que aportó el uso del hierro a las sociedades primitivas.Egipto es la cuna de la sabiduría. Los egipcios también tenían una estrecha relación con el afeitado. En este caso se dice que los egipcios se afeitaban el pelo de todo el cuerpo cada vez que volvía a salir. El pelo estaba relacionado con la impureza y una cara afeitada era símbolo de elegancia y distinción.
En la época romana comenzaron a aparecer las barberías y los afeitados más o menos personalizados. Algunos romanos gustaban de afeitarse a diario y a otros les parecía una costumbre griega propia de los hombres afeminados.
Más adelante, con la llegada del Cristianismo, los representantes de la iglesia comenzaron a dejarse barba como símbolo de conocimiento y sabiduría, hasta que la Iglesia de Roma les recomendó afeitarse para distinguirse de los sacerdotes de la Iglesia Bizantina.